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MÁS TIEMPO QUE VIDA.

Tratare de aflojar los músculos del corazón,

relajarlos para que aflore mi sentir,

respirar y ablandar los hombros,

relajar mis manos,

¡que aun tiemblan!,

aquietar mi estómago,

y mis piernas.

 

Intentare de la mejor forma en que yo sé,

el plasmarlo todo,

por el medio que más se me da,

el escrito.

que no quede nada al aire,

para que no traspasen las secuelas.

 

En un grito mudo,

para mis adentros,

mitigaré un poco la dolencia de mi cuerpo,

débil y cansado de tanto sollozar.

 

¡Exprimiré  mi corazón!,

que hoy tengo entre mis manos,

se me salió del pecho,

¡aun lo siento latir!,

para sacar,

hasta la última lágrima,

que aún le queda.

 

Limpiarme y renovarme,          

en la discreción y el sigilo,

sin hacer tanto alarde,

¡esto es solo mío!,

no quiero más testigos.

 

 

 

 

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Compartiré mi desazón y sufrimiento,

solo contigo,

mi preciado amigo,

no el mejor,

pero si uno muy querido.

 

Esporádico  tú,

pese al  tiempo y la distancia.

infaliblemente tú,

en una buena plática,

siempre tú,

en esa sensación de desahogo.

 

Hoy, solo contigo,

acompaño este sobresalto de agonía,

que me sucumbe hasta los huesos,

que me ahoga aquí en el pecho.

¡Que me arde y me desgarra!

 

Que  hiriente, y que irónico es decir,

que de este sobresalto de congoja,

seas ¡hoy tú!  quien lo provoca,

que de este acto tan entrañable,

que sumergida me tiene en la desolación,

seas ¡hoy tú! el responsable.

 

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¡Súbitamente!

La duda de tus  actos,

me inundo las entrañas,

introspectiva, ¡me pregunte!,

¡una y otra vez, me pregunte!,

 

 

¡Repase tus palabras!,

¡remembre tus acciones!,

¡evoque tus miradas!,

¡busque las pruebas!,

una y otra vez,

queriendo encontrar,

lo ilógico a lo obvio.

 

Fui  positiva y me dije:

¡no!,¡ no puede ser!,

¡no, no a mí!,

¡no por favor, no a mí!.

¡esto no puede ser!,

¡de todos, menos de él!.

 

Sin embargo… paso,

lo oí de tus labios,

me  quede sin fuerzas,

se hizo la noche,

se hizo el silencio…

 

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Reflexiva, yo me pregunté,

¿qué es lo que más pesa?

 

¿Acaso el engaño es lo que más punce?,

saberme burlada,

como si fuera una niña inexperta,

¡saberme una cosa que se toma y se deja!.

 

Saber quién es el autor,

de lo que más duela,

conocernos tan bien,

¡de lo que más me hiera!

 

Acaso sea la miel de sus palabras,

lo que ahora me amarga,

y retumba en la cabeza,

como la hiel en el recuerdo,

de su prosa, su poesía y su quimera.

 

Acaso sea el saber que,

¡ya no le tendré!,

el extrañar el veneno de sus besos,

que hoy me camina por la piel,

el palpar la cicatriz de sus caricias,

sobre mi tez.

 

Saberme atrapada en el recuerdo,

de la primera vez,

recobrar su sonrisa,

añorar su mirada,

que me suturan el alma.

 

Acaso será el confirmar que,

mi lugar especial en su vida.

se esfumó,

porque invariablemente se aleja,

¡ya nada será lo que antes era!

 

Ya no sé qué es lo que más duela,

ya no verle, no tenerle o,

ya no poderle creer.

 

 

 

Suspendida en el aire,

¡así me deja!

entre la lógica y la razón,

hoy, yo menos cuerda.

 

+++++++++++++++++++++++++++

 

¡Me acabo!,

Así, explícitamente,

me dio el tiro de gracia,

y con ello se acabó la ilusión,

mi ilusión de creer,

¡de volver a creer!,

¡de volver a confiar!

 

Mis pasos firmes,

caminaron sobre los de él.

así me lo hizo entender,

¡yo no alucine nada!

¡yo solo le creí!

 

Mi corazón de mujer le creyó,

a su crueldad de hombre,

¡mi caída fue más larga,

y fuerte esta vez!

 

No deseo esto que siento,

no volveré a mencionarlo,

¡hoy lo  he dicho todo!,

lo necesitaba con urgencia,

ni una palabra más,

¡solo demando tiempo!

 

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Absorta yo otra vez,

me cuestioné si acaso,

tendré que agradecer,

por los tropiezos,

en lugar de renegarlos,

compensar al verdugo,

en lugar de detestarlo.

 

Aunque siendo sensatos,

su proceder fue sin fines de dolo,

fue su instinto de hombre el que atacó,

y no su corazón bueno y tierno,

que conocía.

 

Consciente o inconsciente,

al fin de cuentas

y pese a todo,

¡el mal lo causo!

 

Ironia o karma,

no sé cómo llamarlo,

el destino se entrometió,

ajustando ciertas cuentas,

del pasado.

 

Hoy nos tomó a los dos por sorpresa,

y me ha dado una de las lecciones,

más fuertes,

debo aceptarlo.

 

Todo se conjuntó,

para sumar al resultado.

el pasado no volverá,

eso me queda claro.

 

Nada pasa por azar,

todo tiene un porque,

nada puede volver a comenzar

para ser evitado.

 

Nada es casualidad…

 

Dejare que un buen baño,

enjuague un poco del dolor,

y que  acaso el agua se lleve

mi dolencia por el desagüe,

que arrastre junto con ella,

mi sopor y mi desilusión,

y esto que aún me quema.

 

 

Ahora sé que el sueño me dará consuelo,

siempre viene a mí como la brisa,

que aviva mis pulmones,

que acaricia mi piel,

y me da paz que necesito.

 

Mañana será otro día,

después de todo,

como siempre he dicho,

hay más tiempo que vida.