"Floreces
como el nenufar
bajo los rayos del Sol;
como el alba en la mañana
floreces
como un niño
y su balón.
Lo haces cuando me miras,
revives
cuando me notas,
sonries
al ver mi rostro
con un reflejo de amor.
Floreces
cuando despiertas
y el frio te da el arrullo
de unos brazos,
el calor,
el olor,
el sentido del amor.
Floreces,
como la yerba quemada
bajo la nieve de Enero,
como la rosa marchita
por un fuego que es ardor.
Son las diez
de la mañana
de un día como cualquiera,
de un corazón apretado,
de una ausencia tolerada,
por amor embriagada.
Floreces
cuando tu mirada atisba
esa melena enredada
que te cubre
tu mirada,
desvalida,
asustada,
buscadora de mañanas
que la penunbra del cuarto
te aviva
para gozarla.
Floreces,
cada mañana".