¡Y es que soy una paradoja!
Soy el problema y también la solución.
¿Cuándo cesará la lágrima del corazón?
Y muera de una vez la congoja.
Cuando asimilaré que lo que ves en esta hoja
es sólo la expresión de la desazón
que morirá poco a poco por efecto de la fricción
y no marchitará el color de una verde hoja.
Si es tétrico lo que escribo en este papel
es, y debe ser, el motivo para escribir
y no se debe confundir con el de vivir.
A lo anterior decirle ¡Adiós!
y pedirle a Dios,
que mi corazón sea uno, no dos.