No puedo evitar recordarte.
Después de tu partida,
esa, de la que no se vuelve,
mi vida transcurre normalmente.
Si el hecho de trabajar,
por la gran suerte de tener trabajo,
y subsistir, se le llama vivir normalmente.
Así estoy viviendo.
Con total normalidad,
con total serenidad.
Pero no puedo dejar de recordarte.
Tu presencia en mi vida, fue todo.
El saber que estabas a mi lado,
era tenerlo todo.
Nuestra existencia fue más que normal,
fue maravillosa e inolvidable.
Dos seres unidos, tomados de las manos,
y andando por el mundo.
¿Recuerdas cuando te escribía poemas de amor?
Siempre que los leías me premiabas con un beso.
Un interminable beso de amor,
que nos conducía a una felicidad total y sexual.
Ya no puedo escribir poemas de amor.
Mi alma no lo siente.
Mi alma se siente vacía.
Te extraño. Añoro tu presencia,
y me he impuesto esta soledad.
No se vivir la vida.
Me falta esa voluntad que tenía,
cuando tú existías.
Y todos los días que transcurren,
no puedo dejar de recordarte.
No se vivir la vida.
La soledad me atrapa.
Me he convertido en un ser introvertido.
Diría que vivo, porque aún no me ha llamado
la hora de ir a acompañarte.
Me he vuelto a enamorar,
pero ella está comprometida,
y mía no puede ser...
A pesar de mi soledad, no busco la muerte.
Tampoco la deseo.
Sólo quisiera tener más alegría
en esta triste vida.
Soy indiferente a todo.
Suceden acontecimientos,
y siento que los ignoro.
La indiferencia no es conveniente.
Soy consciente. Pero mi falta de voluntad,
me lleva a este dejarme estar,
sin lograr la felicidad.
Espero encontrarla.
Pero invade a mi alma una tremenda tristeza.
Será tal vez responsable mi soledad.
Pero en este momento nada hago
para que pueda cambiar mi estado de ánimo.
Me gustaba escribir, y ahora, ni eso hago.
Sólo me invento palabras que digo en voz alta.
Es... como si estuviese en un pequeño escenario.
Pero me veo en él representando personajes
sufridos. E interiormente siento una gran felicidad.
Vivo recordándote, pensando en nuestro pasado,
que hoy sigue siéndolo, un pasado que ha pasado.
Pero que aún siento en mi triste alma.
---\"Oh, destino trágico y cruel, devuélvele
a mi amor su vida... déjanos volver
a ser felices como lo fuimos...\"
Esta es una breve síntesis
de mi realidad, pero representada en este
pequeño escenario...
Una reducida sala casi sin luz,
sin público, sin aplausos,
sin una mano que estreche la mía,
para poder al menos sentirme acompañado...
Aquí estoy, sólo y triste,
en esta soledad que me ama.
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 05/06/2013)