Dejé de oir tu voz en las mañanas,
dejé de mirar tus ojos bellos,
dejé de acariciar tus sueños,
cada vez estabamos más alejados.
Te buscaba en cada rincón de nuestra cama,
notaba tu ausencia en las madrugadas,
el sueño vencía todas mis batallas,
una guerra fría, en mí no acababa.
Me alimentaba solo de recuerdos,
te bebí a cada instánte de nuestros encuentros,
eras mi plato fuerte,mi entremés
y mi más rica ensalada.
Estaba a punto de abandonar todo,
arrastrar la cobija de la esperanza
por mis tristes caminos de la desconfianza,
vivir así...sin importarme ya más nada.
Vagué por la oscuridad de mis silencios,
volé en la soledad de mis desvelos,
soñé anhelando siempre algún \"te quiero\",
morí a cada minuto de un día nuevo.
De repente el amor
me recordó nuestros momentos,
que disculpas siempre mis arranques,
mis celos,que no reprochas nunca
un mal beso,que regresas a mí siempre
a saciar mis deseos.
De repente el amor
me hizo llegar un secreto...
una palabra tuya
es todo mi aliento,
una mirada en mí
un rayo de luz
que no refleja sombra,
un faro prendido
iluminando mis vacios.
De repente el amor
hizo llegar a mis oídos
todo un concierto de paz,
al traer tu amor aqui,
a lo más profundo
de este inacabable sentimiento.
YOLANDA BARRY.