luisa leston celorio

SUMISIÓN Y MIEDOS

A las muchas mujeres

que han confundido amor con sumisión.

 

¡Miedos! ¡Muchos miedos!

No a fantasmas vestidos con sábanas blancas.

No al hombre del saco,

ni al chupa- sangre, ni tan siquiera al diablo.

Miedos nacidos de muy adentro.

Nacidos del alma.

Nacidos desde las angustias

que de nuestras madres han sido heredadas,

y que a su vez ellas han heredado

de sus antepasadas.

 

Miedos a causa de una cultura engañosa

donde se nos ha dicho

que la sumisión es una virtud.

Virtud sólo para las damas.

 

¡Miedos! ¡Temores! ¡Preocupación!,

por sentirnos liberadas,

acostumbradas a que las cosas se hicieran

sin sernos consultadas;

acostumbradas a que haya quienes discutan

si la mujer posee inteligencia y alma.

 

Nos tildan de sibilinas,

de actuar con astucia,

de ser las dueñas

de las conciencias de los hombres,

de ser dañinas y engañosas.

 

Triste es el sentirse obligadas

a utilizar la astucia

para sentirse por un momento

libre de acción y de pensamiento.

 

Gracias a la lucha de antecesoras valientes,

estamos  tomando conciencia

las mujeres del presente,

pues ya no nos sentimos malas pécoras,

ni tampoco pecadoras por negar la sumisión

como don de mujeres bien educadas.

 

Pero aún nos queda mucho camino,

para que no nos hagan sentirnos traidoras.

Y mucho más nos queda

para liberarnos de malas conciencias.

Conciencia que todavía nos dice

que estamos equivocadas.

Que no es justo lo que hacemos a nuestros hombres,

siendo mujeres con nobleza.

 

Turbadas y culpables nos sentimos

al decidir por nosotras,

por decir que aquí estamos,

que también sabemos pensar,

por gritar que somos personas

además de hijas, madres y esposas.

 

.Pasará mucho tiempo

para que de verdad nos creamos

personas libres en todo grado,

las mujeres que nacimos

con tan tremendo engaño.

 

La sumisión es virtud muy grande.

Es virtud muy preciada

por hombres y superiores

que con mujeres débiles tratan.

 

Aun los hombre no asumieron

que la mujer ha descubierto

que todo fue una artimaña

para someter a las damas,

por eso la mujer la niega,

aunque en su interior la lleva gravada.

 

Desasosiego y angustias

produce  a la mujer el ser valientes

y a esta sociedad demostrar

que ya nada les detiene.

 

Mujeres,  incansables, luchadoras

que en silencio han  alcanzado la meta

de plena libertad

y ofrecer a sus hijas

una herencia más certera

sabéis que aún queda mucho caminar

para  que la sociedad la respete vuestra gesta.

 

Pena hemos de sentir,

porque la lucha que se ha blandido

para conseguir la plenitud

como personas liberadas,

hoy haya jóvenes

que no valoren lo alcanzado

con tanto dolor y trabajo.

 

Jóvenes  mal formadas 

que van dejando su honor

en manos de dañinas usanzas

mientras pierden su libertad

por caminos sin salida.

 

Jóvenes que desprecian

 gesta tan duramente ganada,

pues la  confunde con frivolidad,

que exhiben  con descaro

mientras mal gastan sus vidas

en confusos argumentos

que hacen a sus cuerpos esclavos.

 

La sumisión no es un valor.

Los miedos tampoco los son.

La frivolidad no es de valientes,

es de ingenuas confundidas

con denigrantes evasivas

que se privan de verdadera libertad

en alas de una vida que al final las denigra.

 

¡Oh libertad! ¡Libertad gran tesoro!,

que les llegó de balde y regalada

razón por la que no saben apreciarla.

 

Autora. Luisa Lestón Celorio – 2006

Del Libro- DE CORAZÓN-  Editorial- Arcibel Editores