Se enrojecen mis manos.
El contacto de la caña impregnante de olor a mar y
peces imaginarios de toda especie, comprenden la vida simple de azar diario y primitivo.
Yo, sin entender como era la pesca en los días peores, colmaba largas horas de paciencia.
Los vientos roen las entrañas y se hartan las pupilas de
escrudiñar los cielos en horas confusas.
Horizonte que ve sobre la playa de oro peces blancos y desprenden mis lágrimas de niño.
El mar de oscuras orillas, es solo jarrón de vidrio,
simiente enterrado en el lodo, mal incidente,
o quizá una trampa para los que huyen corriendo ciegos bajo la niebla.
Pensé que el amor era aquel mar y yo los peces que no sabían regresar cuando
se sumergen y abaten la distancia enredados en anzuelos y curvas de aguas sonora ,
nadan en la lluvia de tu pleura de izquierda a derecha, de Norte a Sur, tratando de
evadir la pesca en medio mundo oculto y respirar el sonido del Océano,
cuando desvanece tu geografía.
Se retuerce la luz y vuelan alto de mi junto a lágrimas pequeñas y frutos de mar grande,
carnadas de silencio…
La cólera mueve las manos de tu reloj, tu calendario de números de un lado a otro
como cardumes . El tic-tac, y las aves que galopan contra muros invisibles pueblan el aire y
permanezco aquí en la escollera envuelta en poesía…
Arrojo la línea plumiforme y extensa. Fijo el alma colmada de piedras…
¿Cómo decir?...Mar, peces, gaviotas, viento..,y otra vez mar…
Oxigeno mis neuronas de espacio para contarle mi sueño…
El viento se apiadò de mì...La mentira me mojó la cara...
\"CHISPITA\"