Dos en la intimidad.
Voy bailando con el canto
armonioso, bullanguero,
eres mi dulce jilguero
por eso te quiero tanto.
La euforia de tu alegría
a mi alma regocija,
sea de noche, sea de día
debajo de la cobija.
El brillo de tu sonrisa
me contagia y también río,
nunca te agobia la prisa
me das tu tiempo amor mío.
Por eso somos felices
porque me atiendes,
te atiendo, así sigamos viviendo
escuchando solamente
lo que te digo y me dices.
Que los demás se desvelen
tratando de comprendernos.
¡Ojalá y se consuelen,
siempre vamos a querernos!
RESERVADOS LOS DERECHOS DE AUTOR:
MIRIAM RINCÓN URDANETA.