Del jardín único de mis sueños, bien mío, arranqué una rosa
para que la luzcas, feliz, en tu cabellera y te sientas más hermosa.
Bien mío, estuve en mi placentero vergel
y tomé para ti un clavel.
Volé al cielo con mis alas de sueño y hurté una estrella
para que lucieras, bien mío, más bella.
Hice, bien mío, comiquerías
para que rías, rías, rías.
Visite el prado de mi imaginación
y escribí para ti, bien mío, una canción.
Recibí del cielo su exquisito fulgor
y te lo ofrendé como prueba de amor.
¡Locura, bien mío, locura,
como galantería a tu sublime hermosura!