Había llenado
un vaso de agua fresca
para beber en silencio
mientras meditaba
sobre la dura vida
que me sale al encuentro.
Tengo los pies hinchados
de tanto caminar
en busca de trabajo
que nadie me quiere dar.
Tengo la mente embotada
de tanto clamar,
el corazón encogido
de tanta vergüenza pasar
viendo cómo me arrastro
por unas horas de trabajo
para algunos euros a casa llevar.
Corren malos tiempos
para faena encontrar.
Los jóvenes sufren el desempleo
por falta de experiencia,
los mayores nos pasamos de edad,
los licenciados, aun siendo afortunados,
ya ni mil-euristas serán,
y los que carecen de títulos
que se echen a temblar.
Agobiado por las deudas
me siento incapaz
de seguir adelante
en mi largo caminar.
La lucha es baldía,
el trabajo no llegará
mientras consientan
a los poderosos
sus arcas a nuestra costa
llenar y rellenar.
Después de tanto meditar
me doy cuenta de que con el pasado
me vuelvo a reencontrar.
En tiempos no tan lejanos
nuestros padres han vivido
la tragedia del paro,
y nosotros incrédulos
volvemos a vivir
tan amargos estragos.
Somos incorregibles,
nos creemos que la vida
sólo fue ingrata para los demás,
y ahora, nos vemos instalados
en la dura realidad.
El poder siempre manda,
y mientras, nos engañan
con que ya llegó la igualdad,
que ya no hay ricos y pobres
y que todos estamos igual.
Ante las injusticias nos encojemos,
pues ya no sabemos luchar.
Nos habíamos acomodado
a un mundo irreal
y ya no nos quedan agallas
para este absurdo drama cambiar.
A los jóvenes hemos enseñado
a vivir sin luchar,
a conseguirlo todo
con gran facilidad,
y los mayores ya no estamos
para enfrentarnos a tanta maldad.
Si esperamos
que del atolladero nos saquen
los que tiene el poder,
aviados vamos a estar,
pues nunca se hartan de obtener tesoros
que en repartir no pensarán.
¡Para qué se han de molestar!,
si nosotros silenciosos,
esperamos que nuestros males
los arreglen los demás.
El pesimismo nos asfixia,
y aún más la conformidad.
¿Qué más palizas han de darnos
para de una puñetera vez
de este letargo despertar?
Autora: Escapitina
Luisa Lestón Celorio- 12, 10, 2011