Desde aquel día
que solo quedó tu ausencia
todo lo que me rodea se ha quedado vacío,
nada tiene sustancia.
Hasta el espejo que imitaba mi sonrisa
esta sin luz y no me da importancia.
Huelen a abandono mis sábanas blancas
y la música ha callado en la distancia.
Las palabras se han quebrado en mi garganta
y de dolor fallece mi antes dichosa alma.
En mis despertares no concluye tu ausencia
que me bordea como un látigo negro,
que me descalza y castiga con insolencia.
Quisiera vendar mis ojos... dormir mi vida,
ahogarme en aguas profundas
para no retratarme en tu ausencia
y que no me palpite tu abandono.
Liel