Bramando sigue el viento en mohína llanura
y murmura en las cumbres cubiertas de tormenta;
allí, donde la alondra pierde el sentido y lenta
navega entre las copas carentes de dulzura.
La inclemente borrasca arrasa con premura,
el río embravecido de piedras se alimenta,
desbordadas la aguas la muerte sedimenta,
devastada la pampa de toda su hermosura.
Montañas al desnudo, llanura desolada
una plebe aparece, la tormenta apagada,
ha quedado la pampa en quietud constrictora.
Arcoíris de sueños... alondra batidora,
los sauces velarán las charcas de los suelos,
desbocado el radiante sol se aferra a los cielos.