Con el reflejo de mis canas
aparecen las sombras de mi sueños
ilusas quimeras que llegan lentas
e imponen su presencia
Con lo cansado de mis años
regreso el tiempo para descubrir
cuantas ilusiones marchitas
que en torpes episodios
me dejan ver, una vida seca
unas manos vacías y un corazón sin latir.
Con las marcas en mi rostro
cual surcos de dolor
siento una mano invisible que me lleva
hacia donde todo termina
y en donde no existe vida.
En la sombra del silencio
que en un espacio diminuto
mi envejecido cuerpo reposará
me dará por fin la anhelada paz
Y con un breve suspiro
como alcanzando el cielo
mi desgastada alma
al fin podrá ser feliz...