Tú besas mi boca, sedienta de tus besos
como la brisa le acaricia sus flores a la tierra
explorando suspiros en cada roce de tus labios,
con tus manos aferradas a la trémula carne.
Besas con palabras de silencio
al igual que el cielo besa los valles,
quiso Dios que como el rocío es a la rosa
fueran tus besos para mi boca.
Hay fantasía y pasión desbordante
cuando tus labios me seducen para besarme,
con la boca abierta, plácida y susurrante,
y el hechizo del beso dibujado en tu cara.
Bastan tus besos apasionados
para que mis labios se mueran por los tuyos
para que calmen esta ansiedad que hace aguas
en mi atolondrada boca.
Si vuelves a besarme, compañera,
como ahora me has besado
te prometo dejar luces y no sombras
en el sosiego conjurado de tus horas.