La hormiga se cayó del techo
y todos la socorrieron
su cuerpo está maltrecho
y sus patas se partieron.
La cigarra se desgañotó
mientras hacía sus ensayos
y como perdió su voz
no cantará en el verano.
Al gusano se le acabó la seda
y ya no encuentra que hacer
no pudo terminar a su abuela
el pañuelo que le iba a tejer.
La cebra casi se desmaya
y muy triste se le veía
porque se le borraron las rayas
que tan alegre lucía.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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