El rio apenas deja ver su transparencia.
Los arcos de guirnaldas plásticas se dejan ver
A la vista el asfalto se pierde
nacen las esmeraldas adoquinadas
mi ser me escolta
El sol desconoce mi sombra es el mediodía
Exhausto transporto el encantamiento
de las serpientes en mis dedos.
En mis pies traigo el sarro de las calles
En mis manos mi gloria
En la lengua este poema sabor a moras