Siempre que te abrigo con mi cuerpo
te disuelves como niebla, tremorosa,
rumores de arroyuelo tus gemidos
tus ayes, piar de pajarillos,
y te haces milagrosamente
mujer entre mis brazos.
Cuando pienso en ti
imagino tu cuerpo a mi adherido
y despierta en mí la fiera hambrienta
de tu carne, de tu alma, de tu esencia,
y en la cama, me duelen los recuerdos
de tu afán de loba en celo,
compañera de viajes al placer
y a los sueños de paraísos compartidos.
Mi ternura te hace niña
a mis caricias tu cuerpo desespera,
y al sembrar en tu vientre mi cariño
llegamos al éxtasis unidos,
muriendo ambos en un beso.
Amarnos para nos es la poesía
grabarnos en un verso,
las cadenas del amor nos hacen libres
dueños del universo.