Un día decidió entregar su amor
a un marinero de fina talla,
esbelta figura, ojos negros y profundos,
excelente compostura,
fácil verbo, risueña sonrisa,
sobrado de simpatía y gracia.
Por aquel ser embriagador
quedó deslumbrada,
y perdiendo su libertad,
por él fue encarcelada.
En jaula de oro
quedó enclaustrada,
y para siempre apresada.
De oro era su jaula.
Su jaula era de oro,
con cerrojos de brillantes,
mas ella cuenta no se daba.
Su ceguera de amor
no le dejaba ver
que a pesar de ser de oro
seguía siendo una jaula.
Que su libertad era nula,
ya no había duda.
Se sentía tan alagada
por el hombre que decía amarla
que su falta de libertad no estimaba.
Nadie sabía que su fortuna se le quebraba.
porque su jaula de oro, de alambre se tornaba,
ya que el hermoso marino,
bajo siete llaves la aprisionaba.
Su jaula de oro, se tornó en sufrimiento,
silencios doloridos, apagados suspiros,
mirada perdida, triste sonrisa,
gesto herido, palabra silenciada;
ya no se oían sus trinos.
Despojada de su ser, triste y cansada,
un día logró abandonar su nido
hallando con su muerte la paz
voló al infinito.
En silencio se fue, sin meter ruido,
dejando su jaula vacía,
acabándose así los estériles sufrimientos,
y los tristes suspiros
Así quedó liberada del yugo
que fue con tanta astucia construido
y ahora su alma colmada de alivio
en la gloria se regocija
junto al Señor que acogió
su bondadoso espíritu.
Liberada de jaula de alambre y oro,
candado de brillantes engarzados
y tupidas cortinas que oscurecían su vida,
hoy en el cielo se oyen sus trinos
entonados con alegría.
Autora: Escapitina
Luisa Lestón Celorio 2009
Del libro -DE CORAZÓN- Editorial Arcibel Editores.