En el albur de mi agonía, encontré tu sincero cariño y escuche una sinfonía y me alegre como un niño. Fue esa tu voz melodiosa, que de mi trova quedaste presa. Cántalo princesa grandiosa, tu cariño es una promesa. Imagínate el futuro hoy, nuestra promesa frutos darán; y desde ahora mi vida doy, porque sabemos que se cumplirán.
Fher.
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