Los viejos, son los más desprotegidos, en sus pobres camas, si tienen hambre, no lloran como los niños, no incomodan, se olvidan sencillamente. Si están sucios, tampoco gritan incomodos. Esperan sin darse cuenta que alguien aparezca. Pobres creaturas indefensas, olvidadas, por los niños todo oh casi todo se hace, por Ellos, nada, quedan inertes esperando que la piedad de Dios los lleve.
No estoy fantaseando, no, es real, pasa en todo el mundo, mueren de sed, de hambre, pero al final es por tener mucha edad y todo bien. La noticia de un hombre que ha matado no sé cuántos, dice el por piedad, dando lexía , insulina e cuantas cosas más, está siendo juzgado. ¿Pregunto si fueran niños que pasaría? Es esta moral que nos ciega, o la falta de ella. Muchos ya no hablan, otros ya no tienen capacidad de pensar, así son presas fáciles para hacer lo que quieren de ellos. Su llanto no se oye, llorar no saben, pobres seres humanos, que solo tienen marcas en sus manos de su trabajo, manos que cogieran a sus hijos, que los ha defendido, manos que acariciaran a su amor, en tiempos que la memoria ya no guarda.
La vida es un soplo, un pedazo de carne que se pudre, mañana seremos así, nunca lo recordamos. Por eso tanta falta de moral, de sentido humano, por eso somos innobles en el trato con los más desprotegidos. ¿Hay ONGS para la tercera o cuarta edad? ¿Adonde? La edad, triste palabra para algunos, escusas para otros, somos todos seres humanos mientras en nuestro pecho lata un corazón. Vamos a empezar a aprender lo que es el respecto, la virtud, la bondad, sin hacer diferencias de años ni estatutos sociales. Fin de vida digna para todos, hace falta.
En aquellos cuerpos secos piel y hueso, sin higiene casi, reposa en medios de ásperas sabanas un ser humano, una alma un espejo de nosotros.
Que castigo tubo aquella familia que viajando para sus vacaciones, dejaran la vieja madre, suegra y quizá abuela, abandonada en una plaza e se escaparan a gozar su vida. Esto ha pasado lo he visto en un telediario.
Cuando alguien en una catástrofe, muere, solo dicen cuántos jóvenes han muerto, de los mayores también, pero como cosa casi natural. Me da una revuelta en mis entrañas, que quería entrar por el televisor e interrumpir quien está dando la noticia.
La vida es un engaño, vivimos pasamos por ella solo pensando en nosotros. Reflexionar se necesita, mucho, por felicidad ni todos somos iguales en nuestros valores, aún hay viejecitos que son queridos, amados y que por ellos algunos se sacrifican para acompañar sus últimos tiempos de vida, algunos perdiendo su vida propia a favor de ellos. Para eses, mi agradecimiento mi cariño y mis oraciones.
Oporto 9 de Junio de 2013
Carminha Nieves