Me voy,
lejos, muy lejos,
a sabiendo que al amor lo mata el tiempo,
y tengo miedo de perderte,
cuando ni siquiera te he tenido.
Extrañare los besos que un día fueron mios,
o tal vez nunca lo fueron,
pero que ame con mi vida,
como si los hubiesen sidos.
Me voy, pero te llevare conmigo,
aunque tu alma, tus besos y tu cuerpo,
tal vez desnudo, este en la cama de otro.
Me voy,
y me voy triste,
vestido de lágrimas
para tus ojos invisibles.