Darío Ernesto Muñoz Sosa Una lágrima Una gota de ese mar Cuenca de mis ojos, rodar y rodar por las mejillas desérticas ... ¡Por las grietas de una piel reseca de olvidos! Tierno fruto atesorado Alma que pugna, en un simple verso Volcanes de sangre, de historias sin edad, sin tiempos. Esa gota bella que consuela Que alivia hondamente la pena. Pétreos e inmutables Pálidos sin aliento Seres de todas naciones Transitan por las estepas, toscas y piedras por áridos rincones Hombres de a caballos salvajes azabaches y crines al viento Cobriza tez morena, de saltones ojos De mirada infinita , así es mi aborigen el sabio viviente de las leyendas Fiel en sus creencias Amante de la naturaleza, contristado por los blancos Desollado por sus creencias Niños en paz, muchedumbre que late, vibra, resplandece. Cae la tarde, sin el hijo Cae el rocío sin el padre Noche helada y Reina, recrudece. He de regalarte una simple lágrima, todo ofrenda Mi horizonte, un suspiro al cielo Indio de las pampas, valles, y montañas . ¡Oh,que el celestial! Génesis de todo lo que existe En su memoria Eternamente los cobije. Derechos de autor. Argentina junio 8 año 2013