Lágrimas, fulgor de aquella triste mirada
que en el mar de mis ojos se hundía.
Y del fondo emergían lágrimas,
cálidas gotas de porosa ternura.
El brillo de aquella intensa ojeada
me inundaba, me abrazaba, me desnudaba,
me hizo sentir cálidamente ser humano,
manantial solidario en nuestro lejano oasis;
recorría mis adentros y se fundía
hasta hacernos amantes errantes.
El brillo de aquella profunda mirada
desbordaba mis ojos desnudando mi alma
hasta acoplarse isla y tierra en istmo solidario.
Lluvia de alma, tuya y mía: lágrimas.
9 de junio de 2013.
Pau Fleta