Anochece...
las puertas de las tiendas,
caen sobre sí mismas
como lágrimas de metal
se oyen risas,
lamentos...
Él está allí sentado,
en la parada del autobús
esperando.
Espera un nuevo día
que amanezca
con otro nombre de mujer entre sus labios
con otras sábanas que cubran su piel
con otra sensación
con sentimientos de
culpa, gozo, alegría, confusión.
A veces se pregunta
por qué nunca puede recordar sus nombres
por qué ellas no quieren conservarle en su recuerdo
recuerdos de papeles perdidos,
de copas invitadas
de frases mentirosas
palabras engañadas
de ficciones fingidas, falsas emociones
Pero no,
ahora ya lo sabe
él busca un pañuelo de oro
manchado con su carmín
una agenda con páginas blancas
para recordarla, para tenerla
sólo quiere caminar y, mirando atrás,
encontrar una sombra acompañándole
una boca sonriéndole
unos labios besándole
de verdad...
pero será otra noche.
Una noche para él y ella
Una noche para ellos. Una vida