De pronto
Tembló, llovió, volvió el pan a la mesa,
cambiaron los ministros, los salarios,
hubo en todo el planeta tumbos varios
y yo creí borrada mi tristeza.
Pero de pronto un gesto, una simpleza,
un nombre, una canción, algunos diarios
y como en una herida los gotarios
de hiel vuelven a abrir la pena aviesa.
Y sufro sin parar en cada pieza
de mi viejo reloj y mis sudarios,
de cada recordar que a mi regresa.
Y así no sé vivir, muero de horarios
que buscan terminar lo que no empieza
con un dolor sin fin ni calendarios.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
10 06 13