Haya por mis entrañables, siete años
Sonaba por las calles, una corneta especial
Eras tú nuestro agradable Monero
Con sus dulces, trovos y alegrías
¡Nos decía! ¿Cómo te llamas?
Y nos hacia sonreír, pues á todos nos endulzaba
Y nos llenaba de ilusión
Verle en el triciclo, por las calles pasear
Vendiendo sus dulces monas
¡Ahora no saben igual!
Tenía una simpatía, que acariciaba el entorno
Y á todos nos hacia vibrar
Con ilusiones perdidas, que nunca volverán
¡Estarás endulzando la gloria!
Monero de Guadalupe, Espinardo y la Ñora
Tu hijo Pepe sin querer
Me ha despertado, esté recuerdo
Que llevaba en mí ser, dormido en el tiempo
Sabían tus monas á miel
Como si un ángel las mandara
Con tu corneta, dorada
Eras sencillo, especial y muy bueno
Un hombre con gracia
Que amaban á los pueblos
¡Si llega á tu alma!
Este mi recuerdo, no habrá sido en vano
El escribir estos versos
Recordando á un ángel
Que fue usted en vida, mí entrañable Monero
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MODESTO RUIZ MARTÍNEZ / 03/12/2009