Escribiré
hasta sangrarme las uñas
con la intensidad del que aspira
en busca de aire
que un bochornoso día engulló.
Escribiré
con la misma fuerza
de la mujer que empuja el retoño,
cerrando los ojos de alivio
al verlo;
y será sobre mi misma
que la tragedia que ha llegar,
caiga cuando caiga la noche
sin llegar a verla,
cuando las uñas ya no me puedan sangrar
de tanto escribir,
de tanto sufrir,
de tanto amor,
y tanto odio,
tanto olvido.
Escribiré,
porque alguien me enseñó un día
que la verdad,
siempre anda sobre la mentira
como la sal en el sudor de la cara.
Escribiré,
hasta que de los dedos
me sangren las verdades interiores
en busca de la palabra justa,
buscando encontrarme.