Sunny Starr

A tus carnes y a tus huesos

A tus carnes y a tus huesos.

A la tibia y rica leche que me das.

 

A tu piel que a veces

dejas a mi lengua saborear.

A tus caricias y a tus mimos.

 

A tu cama en la que a veces duermo

y otras tantas me pongo a retozar.

A tu dulce y delicioso postre que me ofreces.

Y mi boca sin censura se pone a disfrutar.

 

A las noches en que me llamas

y entre tus brazos me acomodas.

 

A tus escritos y a tu música de amor

que yo no entiendo.

 

A mis locuras sin freno durante la ducha:

mágico momento donde sé que soy de ti.

 

A las veces cuando cumples mis caprichos.

Y de tu mano me conduces por esos senderos

que yo siempre he de gozar; cuando me llevas

a tu ritmo, tan lento y disfrutable.

 

Al momento en que sueltas mis riendas

para que yo haga lo que más me place.

El verte rebosante.

El sentirme yo en el cielo.

 

A esa fresca y anhelada agua

que me das de beber.

 

Al momento culminante en que

terminamos tan cansados.

Y sabemos que ya es tiempo de

regresar a la realidad.

 

Te miro, me miras.

Y en mis ojos adivinas que

deseo otra caricia.

 

Después juegas conmigo.

Me tiras, me abrazas.

Te araño, te lamo.

Sonríes, me besas.

Dices mi nombre y yo suspiro.

 

A tu voz que de inmediato conozco

y que a mi cuerpo a veces hace temblar.

 

A tus carnes y a tu leche.

A tu postre y a tus panes.

A  tus gritos y sonrojos.

A tus medias y a tus interiores.
A mis jadeos y a tu sudor.

 

Con mi lengua y mis garras.

Mis gruñidos y mis pelos.

Con mi humedad y saliva.

Con mi aliento y con mis pulgas.