Sin pudor,
nos entregamos
desnudos, ajenos a las miradas,
de nadie nos ocultamos.
Se mezclaron nuestros sudores
en soplos agitados,
derivados de espasmos,
aderezados con sonrojos y liceciosos
arrumacos.
La llama de nuestro
embeleso,
cual relámpago de luz del cielo,
estalló resonando en armoniosos colores,
llevándonos a la gloria deseada
entre inusitados
resuellos.
bambam