Con trepidantes brazos abiertos
te recibo al con húmedas niñas recibirme...
contando tantas notas grises
que al sentir tu soledad en duelo
derriten al brillar de tus luceros tristes...
Un anhelado encuentro
que a los cuatro vientos celebro...
tantos segundos mojados
y el reloj al fin sus brazos alza
con tu lengua el azul secando
al tus labios acariciar mi garganta
en su nostálgico numen y sonrisas...
áureas hojas y pétalos oscilantes
en nuestra privada fiesta regocijan
constante complicidad palpitante...
Y lo sabes...
has iluminado mi día...
el café sabe a caricias,
y aunque helado,
hierve al en gotitas saborearlo...
No hay espacio a la disculpa...
sólo un inmenso gracias
por con tu maravillosa visita
haberme devuelto la voz y la vida...
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce