Un maltratado ángel se arrastra sutil y frágilmente Por un camino de fuego, bajo un cielo pavimentado de rojos y furiosos tonos. Sus alas rotas expresan libertad inhibida, Dolor pidiendo compasión y belleza deteriorada. Ante una suave brisa su gris cabellera acaricia sus facciones. Facciones delicadas, armoniosas y celestiales. Con su rostro ya en el suelo, sofocado entre llamas Siente dicha brisa y se tiende, aguardando el final. Pronto un rayo ha de caer, la lluvia brota incesante del furioso cielo. Las llamas comienzan a extinguirse lentamente, mientras el lumínico ser Observa sin nada expectar, sin palabras que emitir. El incendio se ha apagado. Ahora su camino está libre y húmedo. Pero él, él prefiere quedarse. Ya nada lo impulsa a seguir Tan ardua caminata hacia ningún sitio. Aquel solitario, apartado y triste ángel muere con su nueva oscuridad; Dentro de él han nacido sentimientos ruines con los que ya no deseó lidiar ni convivir. Su último suspiro roció la tierra con su purificación. Ese último suspiro luminoso. Un ser entre la luz y la oscuridad ha muerto, y nada puede calmar el llanto del mundo entero. Porque la oscuridad avanza vilmente sin compasión, y el corazón de esta divina criatura Ya no pudo más con la carga de su antigua existencia.