Aquella tarde sin hojas
vestida de vellosidades ocres
tamizadas por el tragaluz de octubre
Cuando tus labios
temblaban desacostumbrados
como gajos de naranja
todavía goteando fe
e invictos y ardorosos
en la guerra del amor
Aquella tarde
cuando la garra se engarfió a tu hombro
diciéndote lenguajes de luciérnagas
o de la tersidad de las aguas
incluso de nubarrones de tormenta
Mucho tiempo de aquella tarde
Recuerdo tu alegría bruñida
al son todavía de los colores del juego
y la complaciente pereza por el devenir
Tus manos
largas y firmes como una voluntad
envolvían a las cosas en la sumisión
Vivías para ti fuera de ti
Aquella tarde Aquella tarde
Aquella tarde de puro negro
contrapunto de visiones
pulcramente atildadas
y mullidas en la suavidad del cuerpo
te esperaba sibilina la arcada
que vació la caja
dónde guardabas
aquellas medias lunas
que prendías distraídamente
del celeste
Kabalcanty©1981