Me llevarán a andar
esta mañana
y esta tarde también.
Caminaré sostenido por mi esqueleto,
con el tiempo encajado
en sus hondos orificios.
Fingiendo no sentir dolor
iré corriendo a donde sale el sol.
Allá en lo alto,
treparé los picos rotos
de mi vida resquebrajada.
Poco a poco renunciaré
a la firmeza de mi cuerpo,
a la lisura de mi piel;
a la sonrisa sin arrugas.
Cambiaré
materia por espíritu,
osadía por obediencia;
el reto de mi mirada
por mis ojos en paz,
contemplando.
Volverá la sonrisa
al corazón,
la sencillez del niño;
.....y al oscurecer
regresaré a casa.