No quiero sentir el bramido,
del viento del olvido,
que quebró su pasión,
en cristal y lamentos.
Que se alejen las bandadas,
de pájaros oscurecidos de pena,
que picotearón,
la tristeza de su alma,
poblandola de rotos jazminés negros.
Que vuelvan las alas blancas,
a batir el aire,
que respiro su pecho.
Que no vuelvan las hechiceras,
a congelar con escarcha,
su pasión de ampuloso fuego.
Que no vuelvan...
porque las mato,
con espada de caballero.
Que vuelvan pimpollos,
en manos de diosas,
trepando suspiros en murallas calidas,
y que vuelva el rubor,
a encender sus mejillas,
con estrellas derretidas.
Que no vengan
las hechiceras,
cabalgando potro,
de olvido y tristezas.
Que no le quiten jamás,
a ese corazón,
la pasión buena...
A ese corazón...
Amante de la tempestad,
y de las golondrinas violetas...
De las viñas de Engadí,
y de los cisnes negros...
Del sol y del champagne...
Del amor y la pasión...
Del ardor de sevilla,
y de la antorcha y el caracol.
No...que no le quiten jamas la pasión,
a ese corazón bueno.
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juan maria