Bien sabe Dios he luchado
contra este amor insistente,
mas su poder evidente
contener no lo he logrado.
Bien sabe cuánto me opuse
cómo me mostré renuente,
en busca de inconveniente
los mil pretextos dispuse.
Sabe que no pensé amarte
con amor tan compelido,
que negándose al olvido
dulce llamado comparte.
Y es que este quererte ha sido
como ruta sin salida,
que a avanzar me convida
en trecho desconocido.
No creo sea el destino
fuerza que me azora el alma,
despojándome de calma
y empujando al desatino.
Es que me faltan las fuerzas
para contener un sueño
y renuente estoy de empeño
que entre dulzores refuerzas.
Porque tú y yo somos uno
aunque me empeñe en negarlo,
en vano quise ocultarlo
desde argumento importuno.
Remisa fui a aceptarlo
sembrando amor entre abrojos,
poniendo en mi alma cerrojos
con tal de incapacitarlo.
Por mas que quise ignorarte
valiéndome de la ausencia,
llamada hacia tu presencia
imposible era dejarte.
Y siendo la fuerza escasa
y la voluntad endeble,
es éste amor indeleble
un sentir que me rebasa.
Teniendo a Dios por testigo
siendo en prejuicios ayuna,
doy gracias a la fortuna
por tierno amor que bendigo.
Amor bendecido y puro
manado como naciente,
con libertad transparente
fluye fresco y sin apuro.
Cual agua del sentimiento
te escurres en mis sentidos,
guiándome en recorridos
de eterno agradecimiento.
Bien sabe Dios que agradezco
tú presencia aquí en mi vida,
pues sabiéndome querida
en tus favores yo crezco.
Sé que amarte me merezco
ya que es mandato divino,
por razón que no domino
no hay duda te pertenezco.