Escribo porque no solo mi voz habla,
mi alma también aprendió a hacerlo.
Escribo por que vivo, porque pienso,
Escribo porque siento, escribo porque creo.
Escribo porque me es inevitable
en algunas ocasiones, leer mis sentimientos.
Escribo porque lloro, muchas veces en silencio,
y porque sonrío, tantas veces como puedo.
Escribo para darle forma a un sentimiento,
y muchas veces, para deformarlo,
y así poder entenderlo, u olvidarlo.
Escribo porque a veces necesito hablar en silencio,
gritar en suspiros y callar mis fantasmas.
Escribo para dibujar recuerdos,
llorar momentos o pintarle alcoiris a la vida.
Escribo porque eso soy,
letras, hojas blancas y borrones,
colores y sentires
que mueren otoño a otoño.
Lemos Maximiliano Daniel.
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