Al venir de la flor los desmayos,
con el duro invierno inclemente,
no está la pasión ausente,
por ser del sol débiles los rayos.
Y aunque el frío viento pampero,
cierre con crudeza mis ojos,
sigue mi anhelo deseoso.
como el ardor del sol de enero.
Los afanes siguen en desvelos,
cuando encendidos de suspiros,
piden pasión mis labios trémulos.
Y en aura tibia o vientos gélidos,
son luz los eróticos desvarios,
y dulzura los calidos gemidos.
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juan maria