Al garete va una barca
navegando el ancho mar,
sin ansia y sin enojo,
sin odiar y sin amar.
Por sotavento a la distancia
llega un ave pasajera,
curiosa, en ella se posa,
sin timonel rumbo no lleva.
Frágil barca a la deriva
donde una alma fué que un día
sanó por fin su herida.
Sumergiéndose en su paz,
sumergiéndose por siempre
en el océano de la vida.