pero cuanto silencio se cobija bajo las tenues cenizas, cuantas palabras engulle la triste fragancia del recuerdo, ni los perecederos rayos del fuego tocan su sombra. Pues llamemos al alba para ver que hará al respecto, pidamosle al sol que indague en las profundidades de sus sufrimientos; que arde nuevamente su llama, que revivan todos sus recuerdos, que escape de las garras del olvido y derrame su alma al viento; en el grito de la poesía y en la voz de su silencio.