Escribes, mi amigo,
para olvidar
que tus letras quieren salir
que tus pensamientos te ahogan.
Miras el papel blanco
y tu imaginación se llena
y empiezas a germinar en abismos
en locuras cuerdas.
Escribes porque sabes
que el hombre se repite
como un único simbolo
al infinito y a la nada
y quieres que esos signos
sean un grito desesperado
sortilegio, espuma,
clavel de papel, insignia de viento,
lágrima agridulce.
Y es tu consuelo y es tu palabra
la que quieres atrapar
cual blanca mariposa
que se te escapa
hacia alguna cumbre
en la que sabes
nunca podrás llegar.