Sonó desesperado su orgasmo:
vaciarse hacia afuera
temblando laderas
e inquietando aguas.
Aquella última costa
era un inevitable naufragio
y el atardecer una despedida
para desvanecerse de nuevo
y volver a ser creíbles.
Ella seguía gimiendo,
fatigada ya, exhausta,
y él fingía atrapar el tiempo
para demorar la oscuridad.
Kabalcanty©2013
(Lienzo de Fred Einaudi)