Se acerca la hora de irme a confesar con el cura...
¡Oh! cuantos pecados carga mi alma,
Me iré al infierno dice la tía Susana con alarma...
Padre, perdoneme que he pecado,
He sido niña mala... muy mala...
Sabe padre existe un poder en mi, que controla mi cuerpo por las noches...
Pareciera que me transformase...
Mi piel quema, mis ojos se dilatán,
Mis senos se endurecen, mis manos buscan fervientemente mi flor oscura...
Con decirle que hasta mi voz cambia.
Pero no conforme con eso padre ,
Me visto de forma indecente, mis labios como dos gotas de sangre se convierten y salgo a caminar por las calles...
Los hombres al verme pasar, me ven de forma pecaminosa, impura y lo peor es que los invito con la mirada a pecar...
Mi cuerpo pide, desea... ser tomado...
Cuando en una acera me detengo, entro a un lugar lleno de demonios... !sí padre¡ de demonios... un bar...
Ya adentro me acomodo en la barra y tomo una copa de vino... (yo no bebo alcohol padre) .
Se me acercan hombres muy guapos no he de mentir y mostrandome su billetera sin piedad los comienzo a besar, no puedo relatarle ni describirle a donde voy y que hago despues... pero muy satisfechos quedan y mi piel ya no quema tanto, pero aún así vuelvo a ese lugar y hago lo mismo hasta que canta el gallo... y regreso a casa...
Cuando despierto recuerdo todo,
Pero como si no fuese yo,
Como si otra persona viviera en mi...
!Padre creo que estoy poseída... de lujuria...¡
De hecho padre su confesionario me ha dado una idea, me puede hacer un espacio...?