Los ojos son galaxias esféricas de un universo perfecto. El cruce de miradas, un momento intemporal, fuera del mundo racional. Nuestro cuerpo lo siente, nuestra intuición lo sabe. No hay mejor forma de conocer a un ser, que a través de la mirada; la musa, reveladora de misterios insondables.
Cuando nuestros ojos se cruzan con los de otro, ambos individuos desnudan sin sigilo, la fuerza de su alma. Un alma pura, segura y fuerte, jamás bajará la vista. Si la mirada de ambos se sostiene, entonces, cada alma grabará en la del otro, los recuerdos de aquel momento e incluso la sensación que les ha causado en su interior.
Entonces... ve y observa; los individuos que nos imprimen sensaciones, a través de sus ojos;
puentes cristalinos,
ríos puros,
translúcidos,
del corazón.