Un manto de negras tormentas
oscurecen tus párpados en el trayecto
con las palmas mojadas, mueca expuesta
tambaleas en tobillos de tropiezo.
Bruna, helada voluntad quebrantada
alboradas no calientan tu cerebro
un barullo sin bombilla, encrucijada,
y latidos pesan tanto, cual concreto.
Las oscuras gafas al alba liberas
los paisajes van matices encendiendo
radiantes rayos en tu piel reflejan
el palpitar de tu excitado pecho
al sentir el cálido haz que se cuela
¡y en tu faz la luz al fin va amaneciendo!
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce