Insisto
en que tus ojos son
los más bellos que he visto.
Deduzco
que no solo yo lo he notado.
Afirmo
que su color no es marrón, ni negro.
Sino un café exquisito.
Proclamo
que de ellos me he enamorado.
Evoco
tantas veces en las que
en ellos me he reflejado.
Exijo
más duración en el lapso
de esas miradas.
Renuncio
a otros ojos que no sean los tuyos.
Impongo
mi amor si es que
a aquellos he de mirar.
Resisto
cual roca si es que
llegasen a ser dulces.
Opongo
mi ser todo a caer
en su efímero encanto.
Consagro
mis ojos por siempre a los vuestros.
Imploro
a diario una mirada tuya
que mitigue mi dolor.
Suplico
que alguna vez
me mires con dulce amor.