El amor es como el fruto prohibido
solo es un anhelo, solo una quimera
y esta fantasía de alas destrozadas
lidia con el viento sin poder volar.
Con los pies cansados va a paso lento
con el pecho herido, con el alma rota,
va meditabundo, conversando solo.
Es un loco suelto que vive su mundo.
Se escucha una voz temblorosa y fría,
es de aquel que un día al amor cantaba,
balbucea frases que a nadie le importa
y ni Dios entiende sus invocaciones.
Y las estocadas que al alma desgarran
que bien las retrata en estrofas grises,
en palabras muertas, en versos sin rima,
son vacilaciones de un incomprendido.
Tal vez son lamentos de algún condenado,
de aquel peregrino que viaja sin rumbo,
o del que usurpó el nombre de poeta,
que no supo amar ni debió ser amado.
Eugenio Sánchez