No tienes idea
de cuánto he padecido estos días
al no poder verte
y siquiera tampoco hablarte.
Este es nuestro sino.
Esto es lo que hemos tenido
que afrontar desde hace ya
varios años...
Muchas veces me pongo a pensar
cuánto valor tiene el dinero
para algunas personas.
El dinero... a veces el que lo tiene, gana,
y el que no, pierde.
Estoy en perdedor, porque no tengo.
Y tú en ganadora, porque lo tienes.
No es tuyo, es de tu padre.
El dinero, su imperio, su poder, su todo.
¿Nunca fue pobre tu padre,
siempre ha vivido en la riqueza,
en la abundancia?
Para él los afectos y los sentimientos,
no cuentan, no existen.
Si yo fuese un delincuente y tuviese dinero,
algo valdría para él.
No le importaría que el novio
de su hija fuese un delincuente
si tuviese el poder del dinero,
ése, que comanda el mundo.
Es uno más de los que
\"tanto tienes, tanto vales\"
como yo soy pobre y humilde,
para él nadie soy ni nada valgo.
Y el mundo sigue andando,
detrás de los pesos, de los dólares,
del gran poder del dinero.
Para él los sentimientos y afectos, fuera.
De nada sirve amar, si no tengo dinero.
Nada tengo, nada valgo.
Si yo pudiese alcanzar la cima del éxito...
ilusiones mías, amor, nunca podría llegar
a alcanzar el status económico
que tú tienes.
Sólo tengo para brindarte mi corazón
y mi alma, los cuales me impulsan a amarte
como te amo.
Mi fortuna son mis sentimientos.
Mi alegría, mi angustia, mi pena,
mis tristezas, mi alma, mi corazón,
todo yo es lo único que puedo ofrecerte.
El gran amor que siente tu padre
por el dinero, es lo que yo siento por ti.
Te recalco y te hago constancia
de todo esto, para que nunca lo olvides.
Momentáneamente, esto no tiene solución.
Soy un hombre que me resigno a todo.
Este último tiempo de mi vida,
estoy aceptando situaciones
que años ha, no hubiese aceptado.
Acepto, me resigno, aguanto, soporto...
Mentalmente construyo altos castillos de arena,
y el más mínimo viento, los derrumba.
Quisiera estar dentro de un gran bloque
de cemento, en el cual ni el viento,
ni siquiera una estruendosa bomba,
pudiese llegar a derrumbarme.
A veces quisiera no tener sentimientos,
no amar a nadie, ni siquiera a ti,
ser indiferente e inflexible,
frío, sin sentimientos,
que nada me importe... ser otro...
pero... ¿podré lograrlo,
podré tener las fuerzas necesarias
para un cambio tan opuesto
al ser que soy?
Tendría que intentarlo, porque no lo se.
Otra vez vuelve a mí, la necesidad
de la gran paz.
¿es que la paz se logra estando distante del mundo?
Veo y escucho atrocidades humanas,
aquí mismo, en mi país,
y me espanta, me aterroriza,
me resisto a creer lo que leo, veo y escucho.
Estoy mezclando mis sentimientos hacia ti,
el egoísmo de tu padre y su incomprensión,
mis anhelos y castillos que se desmoronan,
y unido a todo esto, las injusticias...
Esas, las injusticias humanas.
Seres que no tienen sentimientos,
y que sólo piensan en sí mismos,
y nosotros, cada vez más derrotados
y desmoralizados.
¿quién salva a los pueblos, Señor?
¡Sálvanos, Señor, a nuestro pueblo,
al mundo, a mi amor,
al pobre, al dolorido, al enfermo,
al oprimido, a los sin trabajo, a los jubilados,
a mis amigos, a mis amistades, a mis parientes,
a los que me quieren y a los que no,
a mis hermanos, y en una palabra, Señor,
te defino... a la Humanidad!
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 17/06/2013)