Escuché una voz,
Esa voz silenciosa del pasado,
Me llamaba, me gritaba,
Igual que hace diez años,
Igual que siempre
Luego, en mi mente,
Vino de nuevo el sosiego,
Traté de no pensar,
No quería atender a ello,
Pero fue imposible,
Dio uno, dos, tres pasos,
Se posó frente a mí
Y como si tan amigas fuéramos
Me tocó el hombro,
Lanzó una mirada de ternura
Y dijo “he vuelto”
Como si eso me alegrara,
Como si día tras día le llorara,
Como si su retorno me fuera placentero.
Tal vez no estaba equivocada,
Su presencia me llenó de odio,
¿Cómo puede ser tan cínica?
Cómo podía estar tranquila,
Yo la recordaba en sueños,
Jamás me fue tan real,
Para mí era un reflejo…
Hasta ese momento
Cuando la vi parada frente a mí
Sin temores, tan orgullosa,
Prepotente y siniestra.
Devoraba uno a uno mis sentimientos
pareciera que de eso viviera,
no era mas que un parásito
que sin mí no existiría.....
De pronto un destello de luz vino
me aterrorizó el recuerdo,
en la oscuridad de mi memoria estaba ella,
pude recordarla, claro, era ella,
y entonces caí en la cuenta,
choqué contra el muro de la realidad,
ella nunca se había ido,
siempre estuvo ahí conmigo,
mi amiga, mi confidente,
mi fiel compañera en el delirio.
Pero por qué ahora era así,
sin luz ni esperanza,
tan fría e insensata,
su tacto amargo me devolvió el odio,
una rabia llenó mis huesos,
quise golpearla y se burlaba,
quise humillarla y vacilaba,
quise olvidarla como la última vez,
quise guardarla en mis entrañas,
desaparecerla, jamás encontrarla,
pero muy dentro de mi
algo me dijo que eso no era solución.
La llamé, le sonreí,
me sentí loca y desquiciada,
pero guardé quietud,
levanté la mirada hasta encontrar la suya,
maldita voz transeúnte y miserable,
lanzaba carcajadas de vanidad y orgullo,
maldita voz aberrante y enferma...
Continué sonriéndole,
emití un suspiro y lo acepté,
ella siempre me acompañaría,
la tomé en mis brazos
la dormí con ellos,
la abracé con celo
maldita soledad ahora te quiero.....