No se puede amar sin ser un santo
porque el amor tiene eso que ennoblece
dándose al otro, pues se compadece
y anhela verlo bien por todo encanto.
Habrás ido más allá del espanto
-¿y quién podrá negar que eso enaltece?-
cuando al sentir el frío que estremece
te enardezca el amor a ser un manto
.
Mas, de estas cosas, ¿quién es suficiente?
¿Se puede ser amor y ser humano,
ser débil, egoísta, libertino?
Asomará el amor, esa simiente
que te hace ver al otro tan cercano,
si en el humano nace lo divino.