Dulce condena

Ya no hay más entre tú y yo

Ya no hay encuentros directos,

No más miradas furtivas,

Es más sencillo ignorar nuestra existencia,

Que sentir el peso de nuestras miserables vidas.

 

El sentimiento ausente está,

La mirada desviada sin esfuerzo hacía otro lugar,

 Ya después de tanto luchar para lograr la indiferencia,

Ella ha dado frutos ya no somos más que polvo opaco y distante.

 

Ya no hay sonrisas fugaces,

Siempre se evitan para no recordar el pasado,

Ya no hay la emoción latente y potente,

Sólo encontramos un viento helado.

 

Ya no hay nada en nosotros,

Sólo la cotidiana vida separada que llevamos.

 

Tú y yo ya no existimos,

Ya no hay más entre nosotros,

Ya sólo somos una brisa inexistente que alguna vez fue hermosa y omnipotente,

Sólo y simplemente somos… nada.